El empresario navarro Antonio Catalán, presidente de AC Hoteles by Marriott, no había cumplido 30 años cuando abrió su primero hotel, el Ciudad de Pamplona, y ha vuelto a reinventarse a los “50 más 22”, como le gusta decir, tras el que quizá ha sido sido su año más duro. Estuvo casi un mes ingresado por covid -cuatro días en la UCI-, y en octubre la tragedia volvió a llamar a su puerta. Carlos, su segundo hijo, vicepresidente ejecutivo de la cadena hotelera y su sucesor empresarial, fallecía a los 42 años víctima de un cáncer. Un duro golpe que le llevó a retomar la dirección efectiva de la compañía desde donde ahora lucha contra los imponderables de la pandemia y 4.000 personas bajo su responsabilidad: “Ahora llevo más el trabajo de mi hijo y me está ayudando a superar su muerte”.
Fue la desgarradora confesión de vida con la que este empresario, emprendedor, peregrino permanente, pero, por encima de todo, humano arrancó este martes su intervención como primer invitado del ciclo de desayunos empresariales que retoma Diario de Navarra bajo la marca ‘DN Management’.
Con la claridad que le caracteriza y haciendo gala de su optimismo y buen humor, habló sin tapujos de lo que necesita España y el sector turístico en particular para superar la actual coyuntura. La primera, ponerse las pilas “como hace Alemania” para salvar a sus empresas, “endeudándose lo que haga falta”. El segundo, préstamos ICO específicos en base a su facturación de 2019. “Las colas del hambre no son de los hosteleros, son de la economía irregular y habrá que hacer que sea regular”. Una afirmación que utilizó para remarcar que no es partidario de las ayudas directas, “complicadas”, por mucho que las defiendan los ministros.
Después, rebajó expectativas a los que aún confían en que la recuperación llegará con el verano. Él augura que “será complicado”. “Por mucho que lo intente el Gobierno faltan vacunas y mientras no estemos todos vacunados el mundo no va a funcionar. Seguiremos yendo a saltos. Estamos al 6% de vacunación y con eso es imposible. Merkel (Angela) dice que no va a permitir que la gente viaje a países con más incidencia que el suyo. No se sabe cómo funciona el bicho. En Italia en la segunda ola parecía que todo iba bien, pero la situación empezó a cambiar y volvieron a llegar a las 1.000 muertes diarias. Ahora la incidencia está en 500 casos (…) El año pasado lo perdimos y este también. Espero que a final de año esté todo el mundo ya vacunado. La única salida real es la vacuna”.
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Catalán mantiene todas las semanas charlas vía Zoom con los representantes de las principales cadenas hoteleras de todo el mundo para analizar la situación y asegura que la opinión en el sector es coincidente. “Si pasamos de 100 a 20 o 25 millones de turistas volverá a ser un año perdido. En los hoteles urbanos somos capaces de funcionar con ocupaciones más bajas, pero en los turísticos no. Están en manos de los touroperadores que son los que deciden el precio”, razonó antes de apuntar que en Madrid y Barcelona el 93% es clientela internacional.
CIERRES Y CONTRADICCIONES
Su receta pasa por cerrar “a cal y canto” en Semana Santa y los pisos turísticos “para ver si somos capaces de bajar la curva y salvar parte del verano”. Considera “una contradicción” que “los franceses vengan los fines de semana a Madrid como Pedro por su casa” y los alemanes a Mallorca. “Si contestara como un político diría que cualquiera puede ir a otro país. Pero lo que creo es que es una contradicción y no tiene ningún sentido”, respondió a su interlocutora durante el acto.
Patrocinado por CaixaBank, Iruña Motor y Cistec Technology, tuvo lugar en el Hotel Tres Reyes -colaborador en el evento- con reducción de aforo y las restricciones a las que obliga la pandemia -también se pudo seguir en directo de forma telemática y previo registro-. Acudieron de forma presencial algo más de sesenta representantes del ámbito empresarial, institucional y político de la Comunidad foral. Entre ellos Emilio Sáenz, presidente de Volkswagen Navarra; Juan Miguel Sucunza, presidente de la Confederación Empresarial de Navarra; Joaquín Galve, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra; Javier Remírez, vicepresidente del Ejecutivo foral, y Mikel Irujo, consejero de Desarrollo Económico y Empresarial, entre otros, además de una nutrida representación del sector hotelero.
El presidente del Consejo de Administración del Grupo La Información, Luis Colina, y la directora de la Territorial Ebro de Caixabank, Isabel Moreno, precedieron a Catalán en el turno de palabra. Tras su intervención, el empresario navarro fue respondiendo a las preguntas que le lanzó Belén Galindo, responsable de Comunicación del Grupo La Información. Un formato fresco y ameno que dejó más una conversación a dos que un discurso al uso y permitió a Catalán ofrecer una visión más personal e íntima de su trayectoria, sazonada de éxitos. Fue capaz de crear de la nada y una tras otra dos de las más importantes cadenas hoteleras españolas, primero NH -vendida en una operación que, a ojos de los expertos, fue tan brillante como moderna- y AC, que en 2011 se convirtió en su actual proyecto AC Hotels by Marriott.
Una atalaya que sumada a su propio conocimiento le permite decir con claridad y libertad plena lo que necesita España y el sector turístico en particular. Ideas como que los ERTE no pueden desaparecer del golpe y “tienen que llegar hasta el final” porque “sólo las grandes compañías tienen capacidad para hacer ERE, para las medianas quedan los concursos de acreedores y el Fogasa”. Compartió opiniones que cuesta escuchar en el sector al que pertenece, “con más inmobiliarios que hoteleros”, y que debe crecer en precio “para ser competitivo” poniendo en valor su seguridad jurídica y sanitaria. “Tenemos capacidad de crecimiento con mayores precios”, concluyó.
«Hacer el trabajo de mi hijo me ha ayudado a superar su muerte»
Antonio Catalán disfruta hablando de su negocio tanto como de sus hijos y de su pasión por la bicicleta. Pero por encima de sus éxitos profesionales destaca su faceta humana, esa por la que le gustaría ser recordado. “La ventaja con la que contamos los empresarios es que somos de raza. Yo soy sólo uno más. Todos tenemos nuestros méritos. El más importante es que queremos salir adelante”. Eso es precisamente lo que ha hecho en su año más difícil: volverse a ponerse al frente de la dirección efectiva de su compañía echándose a la espalda a nada menos que 4.000 personas. Y hacer el trabajo del que estaba llamado a ser su sucesor empresarial, su hijo Carlos, le ha ayudado, como confesaba ayer, a superar su muerte. Carlos falleció en el mes de octubre a los 42 años víctima de un cáncer. Semanas antes, Antonio estuvo ingresado por covid. Fueron días muy difíciles -estuvo cuatro en la UCI- en los que pensó que todo podía pasar. El último golpe llegó con el fallecimiento de su socio y amigo, Arne Sorensen, presidente y CEO de Marriott International.