Una de las principales debilidades que atenaza a la economía española es la concentración de la actividad económica en dos grandes focos, Madrid y Barcelona, algo que debería cambiar en los próximos diez años para potenciar un nuevo modelo de industrialización en el que las ciudades de entre 50.000 y 100.000 habitantes deberían tener un papel clave. Así, lo ha propuesto este martes el expresidente de Telefónica España, Luis Miguel Gilpérez, durante su ponencia en los Desayunos de trabajo de DN Management, celebrada en el hotel Tres Reyes de Pamplona, en la que disertó sobre su libro “España 5.0. Hacia un nuevo modelo de reindustrialización”.
El evento, patrocinado por Caixabank, la Asociación de la Industria Navarra (AIN), Jofemar e IED Electronics, atrajo el interés de algunos de los principales responsables empresariales, profesionales, políticos e institucionales de Navarra, como los consejeros de Economía y Hacienda y de Desarrollo Económico, Elma Saiz y Mikel Irujo; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Joaquín Galve; el líder de Navarra Suma, Javier Esparza; la directora territorial Ebro de Caixabank, Isabel Moreno Bartolomé; la directora general de la AIN, Ana Ursúa; o el presidente de la Asociación de Empresas Familiares y gerente del grupo Unsáin, Pachi Esparza.
Según explicó Gilpérez, el cambio que España debería afrontar “con decisión” abarca cinco grandes áreas: digitalización, reindustrialización descentralizada, apuesta por la descarbonización, internacionalización de las empresas y desarrollo de una infraestructura 5G y una red de recarga de coches eléctricos punteras. El expresidente de Telefónica España recalcó que uno de los grandes retos que debería abordar el país es el desarrollo y la retención del talento, aspectos ambos que están totalmente supeditados a que los esfuerzos de reindustrialización sean capaces de generar “ilusión” entre las nuevas generaciones. Y ello serviría también para recuperar, según Gilpérez, a quienes tuvieron que labrarse un futuro profesional en el extranjero por la falta de oportunidades en España.
La propuesta incluida en “España 5.0” plantea como meta colocar al país como “un referente a nivel industrial” para 2030, con objetivos intermedios para 2025, y ha sido elaborada por el propio Gilpérez, que contó con la ayuda de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank; Eva Castillo, consejera de Bankia y miembro del Consejo de Economía del Vaticano; Antonio Huertas, presidente del Grupo Mapfre; Tobías Martínez, CEO de Cellnex Telecom; Francisco Martínez Consentino, fundador y CEO del grupo Consentino; Josu Ugarte, presidente zona ibérica de Schneider Electric e Iñaki Ortega, director de Deusto Business School.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
El ponente no se cansó en apelar a la urgencia en “acelerar la digitalización” de la economía española, máxime cuando el 43% de la población carece de capacitación tecnológica y solo el 25% de las pymes están preparadas para la venta online. “Me preocupa muchísimo que existan 800.000 hogares con hijos que no cuentan con dispositivos electrónicos”, apostilló Gilpérez. Dentro de los objetivos para 2025, incluyó que la Administración Pública debería ofrecer al menos el 75% de sus servicios digitalmente o que el 50% de las empresas ya hagan uso de macrodatos (big data) e inteligencia artificial (IA).
En cuanto a la concentración de la actividad económica basada en dos grandes polos de atracción, Madrid y Barcelona, el ponente abogó por encaminar la reindustrialización hacia las ciudades medianas para lograr un reparto más homogéneo de la riqueza y puso como ejemplo de esta política a Alemania. En ese sentido, planteó que se crearan polos de desarrollo en todas las ciudades de entre 50.000 y 100.000 habitantes, de las que existen un centenar repartidas por toda España, y se pusiera el énfasis en aumentar el peso de la industria. Según el plan de Gilpérez, para 2025 la mitad del incremento del PIB debería venir de estas ciudades medianas y el país tendría que convertirse en un hub logístico entre Europa y América Latina.
En cuanto a los objetivos tecnológicos, el que fue presidente de Telefónica España entre 2011 y 2018 puso como modelo a seguir a Israel o Corea del Sur, cuyas economías han soportado mejor la crisis sanitaria y económica por la pandemia. Para ello, habría que hacer una decidida apuesta por crear “centros de competencia en sectores fuerza” que tiraran del resto de la economía. El acceso a la banda ancha, con conexiones de al menos 100 Mbps, tendría que alcanzar al 100% de la población y las redes 5G deberían dar cobertura al 90%, además de que los “costes logísticos de última milla” caerían a la mitad gracias a la digitalización. En el campo, más del 30% de las explotaciones agrarias estarían en manos de menores de 40 años y una carta parte del suelo de cultivo sería gestionado digitalmente.
Otro de los centros de competencia propuesto por Gilpérez giraría en torno a la automoción volcada en la electrificación y el hidrógeno. En ese sentido, estableció que la mitad de la venta de coches para 2025 fueran eléctricos y que hubiera una red con 200.000 puntos de recarga, el 70% de ellos lo suficientemente rápidos para llenar las baterías en veinte minutos. Frente a la actual situación en la que se importa el 75% de la energía consumida, que supone un desembolso anual del 45.000 millones de euros, España debería cubrir en cinco años la mitad de sus necesidades con renovables.