“La tristeza para mí es que la gente va a infinidad de lugares de vacaciones y ve cosas maravillosas, cuando resulta que las tiene a 4 km de la puerta de su casa y no las ve”, recalca Alberto Urdaniz Elizondo, alcalde del valle de Odieta desde hace casi 30 años. A este lugar, que alberga 8 localidades, está dedicada la revista número 62 de Conocer Navarra, que se presentó este miércoles a puerta cerrada en el Ayuntamiento de Odieta a causa de la pandemia. El alcalde del valle describe esta publicación como una invitación a que la gente pueda ver toda la naturaleza y las particularidades de sus ocho localidades -Anotzibar, Gaskue, Gelbentzu, Gendulain, Latasa, Ostitz, Ziaurritz y Erripa, su capital- que en ocasiones quedan solapadas por el valle de Ultzama o por “valles con más renombre o más grandes”, apunta el alcalde. Entre las cuestiones que se han destacado en diferentes reportajes que posee la revista, se ha hablado de los senderos y rutas que alberga el valle de Odieta, que señalizó hace años el ayuntamiento. También un lugar icónico como es la ermita de San Urbano, que pertenece a Gaskue. Alberto Urdaniz cuenta que, en su día, los ermitaños que vivieron en ella recorrieron 369 pueblos de Navarra con la reliquia pidiendo dinero, y que la lista de los mismos puede contemplarse hoy en el lugar. “Es el mayor edificio religioso de Odieta, que tiene el tamaño de una basílica”, comenta el alcalde.
La revista también destaca los procesos de brujería que hubo en Anotzibar en los siglos XVI y XVII. Concretamente, en 1575 en la localidad del valle -según relata Florencio Idoate en su libro Rincones de la historia de Navarra. Pamplona 1979-, acusaron a unos vecinos de “entrar volando en las casas en forma de perro, gato y otros animales”. También aparece Aingeruiturri, “una regata que tiene el nombre de la fuente que nace allí y que en su día se pensaba que tenía poderes curativos”, cuenta el alcalde del valle.
Cada pueblo destaca sus características o las cosas que tiene para ofrecer, y entre ellas una cosa muy importante en el proceso han sido “las propias casas”, dice Alberto Urdaniz. Cada uno tiene su nombre porque “históricamente la casa en el Reyno de Navarra tributaba, sin importar quién viviese dentro”, comenta. Hace 20 años el Ayuntamiento del valle de Odieta puso en marcha una iniciativa para colocar fuera de las casas el nombre histórico y a las que no tenían ponerles uno. Y ese nombre no va involucrado al apellido de la persona que vive allí, concreta Alberto Urdaniz.
El coronavirus también ha llegado a este valle de 365 habitantes, aunque las ventajas de vivir en un medio rural como este son los paseos por la naturaleza donde solo te encuentras “algún jabalí o corzos”, afirma su alcalde. Achaca a la digitalización y a la globalización que ya no se practique un turismo de proximidad, que puede volver ahora con la pandemia y “potenciar el turismo local y conocer aquello que tenemos cerca. La belleza de las cosas pequeñas”, termina el alcalde.
Conocer Navarra Nº62 cuesta 4,95€ pero se venderá más barata con el Diario de Navarra de este domingo 28 de marzo.
La belleza de las cosas pequeñas en una publicación
Además de los reportajes que se dedican al valle de Odieta, la danza de la muerte encontrada hace 50 años en el Castillo de Javier también tiene su protagonismo.
El reportaje tiene dos escritoras, Alicia Ancho Villanueva -restauradora- en la parte técnica y María Pilar Martínez Arce -periodista- en la parte divulgativa.
La periodista y colaboradora de la revista cuenta que estas pinturas que están rodeando al Cristo de la sonrisa se han mantenido intactas porque estaban ocultas tras unas pinturas barrocas y que recuerdan “la fugacidad de la vida y un sentido de crítica social”. En este caso, no hay figuras humanas representadas, sino esqueletos, lo que puede llevar a pensar que “están dialogando con los que entran allí a ver y recuerdan que la muerte puede venir en cualquier momento”, dice Martínez Arce.
Cascante es otro pueblo destacado en la revista por el colaborador Julio Asunción, que se llevó una “sorpresa al ver la cantidad de cosas que tiene”. Entre ellos, el Santuario de la Virgen del Romero, un museo con patrimonio local como el órgano más antiguo de Navarra, monedas de Cascantum o su ciudad romana que se puede visitar de manera autónoma gracias a unos QR que marcan una visita guiada.